lunes, 28 de julio de 2014

XII

Hay mediocridad en el ambiente, 
olor a hiel y herida abierta.
Una copa volcada amarga el brindis y
se tiñe el mantel con el recuerdo.
En el diván un hombre de cenizas me corona y
yazgo entre el ayer y el hoy.
Hay una intensa soledad en el ambiente, 
poema inerte, hoguera fría,
sus ascuas han perdido la presencia y 
siento miedo.
Escribiste mí nombre al filo de la noche, 
queriendo sin querer atar mis manos.
Hay una intensa espera hacia la muerte, 
un tránsito de omegas y de alfas recorre mis entrañas.
Hay una lucha por vivir sin vivir, 
por ser y estar latiendo, un renacer…
Hay una sangre marcándome los versos bañada con azules, 
un frío  ardiente, un alarido vibrando entre paredes.
Así es mi voz, me suenan los silencios…

¡No me  renuncio!
Mi vuelo en paz, mi senda desbrozada, 
mi nombre con neones y cavas que se alzan a un ser de luz y clamo:
¡Yo me soy, Yo!
La letra Gamma y el sol brillándome en los ojos.

XI Volaré sin alas.

A veces vemos mar en el desierto, como espejismo.
A veces te veo en el asfalto cogiendo margaritas,
que sumen impar en cada cuenta y voy buscando el sí.
Te veo en marejada de mis ojos y se desliza la imagen empapada en halos de un amor que los desborda.
Te veo en el espejo y acaricio la sombra de tu cuerpo,
la sonrisa radiante, la pose del que fuiste.
También te veo entre mis brazos, acariciando manos,
bordeando la vida, con la tulipa oscura del ayer y ya no existes.
A veces somos agua entre la arena,
a veces hasta pienso que mi vida es la tuya,
tu cuerpo una ola y el mío la sal.
Te nombro entre el silencio, océano y jardín, jazmíneo tu aroma,
el jilguero te canta en la noche del tiempo, su trino llora.
Te veo entre las notas de campana y sigo inerte de poemas,
estática, oxidada de palabras, pusilánime y persigo tu voz en el teclado.

El espejismo sigue, pero no luce el sol en mi desierto,
estoy en la ciudad y llueven calaveras,
la vida muere a cada paso y sigo en la ventana buscando tu venida...

La arena se embebió de silencio, tu voz me llama.