…Y también se quedan las calles prendidas de presencias.
Dicen que al llover se borran las pisadas
pero estas se funden con el alma del asfalto.
Un pie tras otro,
deambulo la senda,
alpargata o zapato de punta
(qué más da)
perdura la huella.
Vuelven sus espectros al circularlas.
Cada adoquín, cada pared es sombra viva.
¿Cómo decir que aquel vitral, guarda una lagrima o
aquel ábside fue una sonrisa?
¿Quién entiende de ausencias?
La esquina nos habla de un amigo,
la curva de un abrazo en el tiempo.
Dejo que me transiten las sombras de los que bebieron mis calles,
la vida es ese amor que se enraíza y crece como Catedral
uniendo el cielo a la tierra.
El árbol de la amistad está en cada mano que se elevó al azul del universo
y la flor de mi jardín…
mantiene su aroma.
glòria
Nosotros bebimos de tus calles y nos alimentamos de tu cariño; vimos ese vitral una tarde de noviembre, nos situamos en la Catedral y el tiempo pareció haberse congelado.
ResponderEliminarLa flor de nuestro jardín también mantiene su aroma.
Mil abrazos
SL/RC
...vuestra mirada,la voz y el cariño, siguen aquí, por siempre.
ResponderEliminarbesos y más.
Precioso canto a la amistad, Gloria, yo sé que tú sabes mucho de eso, eres un ser de luz.
ResponderEliminarBesos
MArian
Gloria
ResponderEliminarEl poema es hermoso
tu estilo es dulce.
Creo que la verdadera Catedral
es el amor
el amor que une el cielo con la tierra.
Un beso.
Cada adoquín es sombra de su propia sombra.
ResponderEliminarQué hermoso lo dices!