martes, 30 de marzo de 2010

Poeta sin Historia VIII

Es que sería fácil…
Pedir que la losa nos cierre los ojos,
el día de hoy.
Son incontables los momentos en que el bolsillo se desborda
cae a peso, con tanto que se guarda.
Tendrían que tener el fondo roto y las cosas que nos duelen se perdieran.
Pero... es lo malo de pensar, nos golpea el recuerdo;
la lagrima del dolor pesa y se hace lago sin encontrar salida,
sin que los bordes se conviertan en orilla.
Hoy vi ese rio, que fluye con cantarina voz,
con lenguas que besan a las piedras y lamen su contorno,
quien fuese mineral, para sentir la caricia del agua,
o quizás pez, dejar que te meza la corriente
y sonreír al inmenso mar que abraza en salazón toda dulzura.
Es que quise no nacer o no ser y no encontré la forma de dejarme,
quise ser flor en la hedionda vida y me naci tarde
con los ojos vueltos al pasado y las raíces en el magma.
Encontré en lo negro blanco y en la maldad bondad
y nada de lo dicho en palabras, creíble.
(Si fuesen tan solo sueños, en esos no se conversa)

Depende todo del mármol en que arropan los huesos para alzar altares,
lo hay de frialdad “aquí yacen sus restos”
los tenemos ornados, con flores,
con el ángel de las manos abiertas
o aquel sin epitafio, simplemente cenizas.
Sí,
reposan también los huesos de los pobres
dejándonos la muestra de que en la muerte…
somos todos lo mismo.
Yo quisiera decirme:
cavo mi tumba aquí en la tierra, el agua, el viento,
acunaran mis restos y besaran mi tez,

sedienta.

Poeta sin Historia VII

...¿No es absurdo el vivir?
Atrapado en la tela de araña de la locura,
de la manipulación del pensamiento,
del tejemaneje de un caos en orden…
(en el suyo).
¿Por qué velan la imagen del niño que llevamos dentro?
Yo quiero pisar charcos y comerme los mocos y
hacer piruetas al borde del columpio o quizás
quiera leer el cuento a la inversa desde la última página a la primera y ser…
de anciano a niño.
¿Por qué no dejan…
rallar las hojas blancas y hacer con ellas ovillos de felicidad?

Escucha su voz y se cómplice de su pensamiento,
la inteligencia esta en ellos.

Lo que nos hacen masticar en la infancia,
lo excretamos en el transcurrir.
Y eso duele…